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El
trámite fue rápido y fácil. En un plis plás estábamos en El Salvador, un país
que viene asociado a la guerra, a la guerrilla del FMLN, a la selva, a jesuitas
asesinados... Al menos esos son los recuerdos que tenemos de cuando éramos
jovencitos y veíamos las noticias. El Salvador de hoy es otro país y entrar en
él fue un momento muy especial.
No vamos
a jugar a ser héroes. Admitimos que en este tramo centroamericano el temor a un
asalto es real. Otra cosa es que a medida que avanzas te vas calmando cuando
ves que la gente es lo que viene siendo siempre: extraordinaria. El sol soplaba
con justicia y era un domingo al mediodía. Las gentes cantaban en las
abundantes iglesias, cada una perteneciente a quién sabe qué rama. Había tramos donde hasta vimos muñecos
ahorcados en los cables de la luz, sobre la carretera. No es una buena
bienvenida cuando ronda por la cabeza la palabra “mara”. Cuando vimos una pick up roja adelantarnos tres veces y en
las tres a los mismos hombres con cara de matones mirándonos con cara de pocos
amigos nos pusimos en alerta. Cuando dos kilómetros más adelante, en una recta
larga y solitaria, esa misma pick up roja y sus matones la vemos detenida en el
arcén, casi nos cagamos encima. Uno orinaba (o hacía que orinaba?), el otro miraba
el horizonte (o disimulaba?), el otro ponía gasolina de un tanque de plástico
(por qué cojones estaba poniendo gasolina si habíamos pasado recientemente por
una gasolinera?). Eso era más que sospechoso y el pelotón se detuvo a una
distancia prudencial. Fue una espera tensa. Al cabo de un minuto (o fue una
hora?) la pick up roja con sus matones se puso en marcha y en pocos segundos
quedamos solos bajo el sol abrasador. Nos miramos y sonreímos con alivio. Nos
dimos vergüenza. Pero aprendimos la lección. Decidimos dejar de pensar más en asaltos,
echamos las culpas al maldito internet y nos propusimos disfrutar de cada momento,
sin pensar en lo malo.
El
Salvador lo vimos más pobre que Guatemala, al menos viendo las casas. Pero una
cosa nos pareció evidente desde primer kilómetro: los salvadoreños parecen más
felices. A medida que pasaban los días nos fuimos enamorando más y más de sus
gentes y sentimos mucha lástima que un país tan ansioso de recibir turismo
fuera tan ninguneado por culpa de la violencia. La verdad es que muchas casas parecen
castillos y no es raro ver gente armada escoltando coches, camiones o motos. Si
abres un negocio, las maras vendrán y
te chantajearán, deberás comprar tu seguridad a menos que tengas algún buen
amigo. Hace dos días, unos hombres armados entraron en un autobús y lo
ametrallaron. Buscaban a dos personas pero por si acaso mataron a ocho. En este
aspecto nos recordaba a México y sus famosos Zetas, Caballeros Templarios, etc
Pero el
país es bello, puro y alegre. Para evitar la capital, y con ello buena parte de
los posibles problemas que uno pudiera tener, cogimos la carretera del litoral.
A pesar de rondar los 40 grados centígrados aquí estamos en invierno, y las
lluvias, que desde que dejamos las montañas guatemaltecas habían disminuido
mucho, han vuelto con fuerza. No obstante el paisaje es verde fosforito y las
palmeras y demás árboles son los amos y señores del entorno. Muchos tramos la
carretera está protegida por una frondosa sombra que hace nuestras delicias y
cuando paramos en una sombra con un banco artesanal de madera para sentarnos,
los mangos caen de los árboles a escasos centímetros a modo de recibimiento.
Comemos hasta hartarnos y hasta nos acostumbramos a verlos podrirse en las
cunetas. En general las carreteras son anchas y los arcenes enormes, los más
anchos que hemos visto nunca. Los salvadoreños conducen tranquilos y son muy
respetuosos. Hay poco tráfico. Se puede pedir más? Sí. Los salvadoreños tienen pupusas, su plato más famoso, que no son
más que las famosas tortillas de maíz pero rellenas. Cyclotherapy se ha vuelto
adicto a las pupusas, por fin hay una comida rica y barata! Los salvadoreños
también son muy hospitalarios y no dudan en ofrecernos una cama y unos frijoles
con queso cuando nos reciben. Su curiosidad es enorme y les encanta hablar. Definitivamente
estamos muy a gusto en este país.
Es
bonito ver el mar otra vez. Nada más y nada menos que el Pacífico. Las olas son
grandes, por eso hay un creciente turismo de surf. Sus playas son largas y de
una suave arena negra, El Salvador es también tierra de volcanes. Nos
reencontramos de nuevo con Pedro y Sara, los portugueses sonrientes. Pedro
preparó un rico guiso portugués con pescado comprado en la misma playa. Un
auténtico lujo. Como lujo fue conocer a José y Mari y sus hijos Charlie y
Xochilth. El primero, de seis años, un genio decidido a ser escritor de novelas
de terror, y la segunda, de tres años, con una dulzura fuera de lo normal. Su
historia es la de tantos centroamericanos. José y su familia se refugiaron en
Quebec cuando había guerra en El Salvador. Allí obtuvo la ciudadanía
canadiense, creció, trabajó y cuando le llegó el momento decidió regresar desde
Montreal a su país de origen, pero…en bicicleta. Aquí conoció a Mari y nacieron
sus hijos. Viven felices y con muchos planes de futuro forjados a base de
sueños. Desde entonces esta familia es un ángel de los cicloviajeros, su casa
está abierta a todo aquel que se acerque a dos ruedas.
Políticamente
hablando el país ha cambiado en los últimos 25 años. Atrás quedó la guerra y la
paz trajo un poco más de libertades, como la legalización del FMLN, partido que
hoy gobierna el país. Pero es triste que haya habido que guerrear tantos años
para llegar a esto. El Salvador era otra república bananera donde la mitad de
la población vivía en la miseria. La guardia nacional campaba a sus anchas,
torturando y matando impunemente. El ejército masacraba pueblos, como El
Mozote, donde más de mil personas, la gran mayoría niños fueron salvajemente
aniquiladas. Las mujeres eran brutalmente violadas antes de matarlas y los
niños eran asesinados delante de sus madres. Con todo esto la guerrilla del
FMLN, se armó de razones para resistir en una guerra desigual. Ronald Reagan,
en su afán de “combatir el comunismo” financió y ayudó a la dictadura. Por el
lado opuesto, Vietnam y la URSS mandaban armas a Cuba y de allí las enviaban a
Nicaragua, desde donde las transportaban a las montañas salvadoreñas…
Afortunadamente hoy la situación es otra y hay que agradecer a esos héroes
guerrilleros que hoy se viva un poco mejor. Y con
mucha pena partimos hacia Honduras. Nos resistimos a irnos pero este viaje es
nómada y el sur es el fin. Nos despedimos con pupusas y cruzamos la frontera.
Por tres
dólares entramos a este nuevo país. En realidad el paisaje no cambia. Las casas
sí. Honduras se ve más rico. Y también más cabrones. Volvemos a oír demasiadas
veces la palabra “gringo”. Por qué será que en Centroamérica se creen que en el
mundo solo hay latinos o estadounidenses? Muchos de ellos nos llaman “americanos”…
En
Honduras también decidimos no pasar por la capital y cruzarlo rápidamente hasta
la frontera más cercana con Nicaragua. Nos da pena porque dicen que el Caribe
hondureño es el mejor pero en Honduras cuando asaltan no se llevan solo la
cámara, se llevan TODO, bici incluida. Así le sucedió recientemente a una
cicloviajera. No estamos con la paranoia pero decidimos no arriesgar. El calor
parece más fuerte aún y el estado de las carreteras baja considerablemente. El
arcén desaparece casi por completo y el tráfico se multiplica. Los hondureños
se parecen más a los mexicanos conduciendo y eso no es un piropo…
Y al
igual que los salvadoreños la economía hondureña subsiste gracias a las remesas que mandan los mojados de los Estados Unidos. Ya hemos
perdido la cuenta de la cantidad de historias de gente que ha ido a los Estados
Unidos a trabajar. Para ellos el riesgo merece la pena. Y surge una nueva
realidad. Miles de niños viven aquí y los padres allí. Muchos de ellos casi ni
se conocen puesto que una vez que entran en los Estados Unidos ya no regresan.
Los hijos quedan con familiares a cambio de una remesa.
En
Honduras conocemos una maravillosa familia que nos aloja tres noches. Carlos y
Elena nos cuentan sus historias, de hecho si escribieran un libro sería un
verdadero bestseller y cada noche nos
piden que no nos marchemos al día siguiente. Para ellos nosotros somos una
novedad y su curiosidad no tiene límites, al igual que su hospitalidad. El
mundo está lleno de fronteras, banderas, normas, reglas, religiones,
ideologías, cosas que nos diferencian los unos de los otros pero hay cosas como
la esencia humana que no cambia. El mundo es increíble.
Y el
maratón de países centroamericanos continúa. Que pase el siguiente. Que pase
Nicaragua.
Pero
esa, será otra historia…
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Con alegría se cambia el mundo |
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La carretera salvadoreña del litoral, un remanso de paz |
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Un muñeco ahorcado...malos presagios? |
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Disfrutamos mucho de El Salvador |
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Los mangos están por doquier. No hay más que recogerlos por el camino. También las amables gentes suelen regalarnos muchos... esto es el paraíso! |
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El mar!!!!!!!!!!!!! La última vez que lo vimos fue en Tulum, México |
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El Pacífico, océano poderoso de arenas negras, volcánicas. |
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Inmensidad |
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El Salvador también es tierra de volcanes |
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Los ríos salvadoreños y hondureños son usados asiduamente para lavar la ropa |
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Las "maras" se originaron en los Estados Unidos. Eran bandas juveniles que se unieron para defenderse de los actos racistas a los que eran sometidos los guatemaltecos, salvadoreños y hondureños por parte de mexicanos, negros y blancos. Con el tiempo fueron radicalizándose y metiéndose en negocios relacionados con la extorsión, tráfico de drogas y armas, robos, secuestros, asesinatos... Cuando eran deportados continuaban con su actividad delictiva en Centroamérica... Hasta que la policía siga implicada las "maras" nunca desaparecerán. |
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El FMLN, actualmente en el poder |
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Estampas de la revolución salvadoreña |
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Heroica guerrilla del FMLN |
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En El Salvador y Honduras también se cocina a fuego lento... de hecho tanto el maíz como los frijoles si no se cocinan con leña "no saben igual" |
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Las pupusas salvadoreñas, con su ensaladita y el chocolate caliente, el manjar favorito de Cyclotherapy |
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Honduras!!!! |
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Verde, ríos, árboles, trópico |
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En Centroamérica son aficionados a comer garrobos e iguanas. Dicen que tienen propiedades... las hay de todos los tamaños. Dicen que sabe como el pollo. Da pena verlas maniatadas |
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Nuestros primeros spaghettis cocinados con horno de leña |
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La felicidad no tiene fronteras |
English
The crossing was quick and easy. In an eye blink we were in El Salvador,
a country that is associated to war, the guerrilla of FMLN, the jungle, to
assassinated Jesuits…At least these are the memories we have from our
childhood, when we heard the news. Today El Salvador is another country and
entering it was a special moment.
We are not playing heroes. We admit that in this Central American section
the concern of being assaulted is real. Another thing is that the more you
enter the area the more you calm down when you realize that people is like
everywhere: amazing. The sun was shining hot and it was Sunday at mid day.
People were singing loudly in churches, whichever branch they belonged to. In
some sections there were dolls hanging from the electric cables, above the
road. It is not a nice welcome when you have the word “mara” roaming in your head.
When we saw a red pickup overtaking us three times and each time we
noticed the same men with thug faces looking at us in an unfriendly manner, our
brain switched to “alarm mode”. After 2 km, on a long and lonely stretch of
straight road, when we saw the same pickup with its thugs parked on the
shoulder, we nearly freaked out. One of them was peeing (or was pretending to
pee?), another one was looking at the horizon (or was dissimulating?) while the
last one was filling up the tank from a plastic bottle (why the heck would he
put gasoline if we just passed a gas station?). This was more than strange and
Cyclotherapy decided to stop at a safe distance. It was a tense moment. After
one minute (or one hour?) the red pickup left together with the killers and in
a few minutes we were left alone under a scorching sun. We looked at each other
and smiled with relief. We actually felt ashamed. But we learned the lesson. We
decided to leave behind negative thoughts about being assaulted, blamed the
bloody internet and agreed to enjoy every moment without thinking about bad
stuff.
In El Salvador we found poorer houses than in Guatemala. But one thing
seemed clear from the first kilometre: Salvadorans seem happier. As the days
went by we fell more and more in love with its people and felt really sorry
that a country which is so eager to welcome tourism is so deserted because of
the violence. Many houses look like castles with all their security systems and
it is normal to see armed people escorting cars, trucks or motorbikes. If you
open a business, the “maras” will
come trying to extort you money, you will have to buy your security unless you
have some good friend. Two days ago in Sal Salvador some armed men entered a
bus and started fire. They were looking for two people but just in case they
killed eight. We had to think about Mexico and its famous Zetas, Caballeros Templarios, etc
But the country is beautiful, pure and joyful. To avoid the capital, and
the problems that could go with it, we took the coastal route. Although there
are nearly 40 degrees, it is winter here and the rain – which diminished once
we left the Guatemalan mountains – came back with power. Nevertheless the landscape
is lush and green and palms and trees rule the environment. In many sections
the road is protected by the shade of trees which makes us happy. When we stop
in the shade sitting on a wooden bench, mangos greet us falling from the trees
a few centimetres from us. We eat so many we nearly get sick and we get used to
see them rotting on the road.
Generally the roads are wide and have a huge shoulder, the largest we
ever saw. Salvadorans drive calmly and are very respectful. There is little
traffic. Is there anything else you can ask for? Yes. Salvadorans have pupusas, their most famous dish, nothing
more than the notorious corn tortilla but with a filling. Cyclotherapy got
addicted to pupusas, finally we found
some yummy and cheap food! Salvadorans also are very hospitable and do not
hesitate to offer us a bed and some beans with cheese when they host us. They
are very curious and love to talk. We feel really at ease with this country.
It is good to see the sea again. And it is the Pacific. Waves are huge
and this attracts lots of surfers. Beaches are wide and have black sand; El
Salvador is country of volcanoes too. We meet Pedro and Sara again, the smiling
Portuguese. Pedro cooks a yummy fish stew with fresh fish bought at the same
beach. What a luxury! And another luxury has been meeting Jose and Mari with
their kids Charlie and Xochilth. The first one, six years old, is a genius who
decided to become a writer of horror stories and the second is incredibly
sweet. This family´s history is the same of many other Central Americans. Jose
and his family fled to Quebec during the war of El Salvador. There he obtained
Canadian citizenship, grew up, worked and decided to go back from Montreal to
his country but…by bicycle. He met Mari and their kids were born. They live
happily and with many plans and dreams for the future. This family is an angel
for cycling tourists; their house is open to every two wheels and without
engine that pass by.
Politically speaking the country changed during the last 25 years. The
war was left behind and peace brought a bit more freedom, like the legalisation
of FMLN, party which governs the country nowadays. El Salvador was another
banana republic where half of the population lives in misery. The National
Guard did what they wanted, torturing and killing with impunity. The army were
slaughtering villages, like El Mozote, where more than thousand people – mainly
children – were savagely annihilated. Women were brutally raped before being
killed and children were assassinated in front of their mothers. With all of
this the guerrilla of FMLN gained reasons to fight an unequal war. Ronald
Reagan, in his effort of “fighting communism”, financed and helped the
dictatorship. On the other side, Vietnam and URSS were sending arms to Cuba and
from there they were sent to Nicaragua, from where they were transported to the
Salvadoran mountains…Luckily today the situation is different and it is thanks
to these heroes guerrilleros that
nowadays people live a bit better.
And with sadness we leave Honduras. We do not really want to go but this
trip is nomad and the South is the purpose. We say goodbye to pupusas and cross the border.
For three dollars we enter this new country. In reality the landscape
does not change. The houses do. Honduras seems richer. And we also find more bullies.
Again we hear the word “gringo” too many times. Why do Central Americans think
that only Latinos and US citizens populate the world? Many call us “Americans”…
Also in Honduras we decided not to cycle through the capital and quickly
cross the country until the border with Nicaragua. It´s a shame because the
Honduran Caribbean is the best one, but when they assault you in Honduras they not
only take your camera, they take everything, bicycle included. This recently
happened to a girl. We are not paranoid but we decided not to risk it. The
climate is even hotter and the quality of the road worsens. There is no
shoulder and traffic is heavy. Hondurans drive like Mexicans and this is not a
compliment…
And like in El Salvador, Honduras’s economy is based on money sent by
the mojados (people crossing the
border illegally) living in the USA. We lost count of all the histories we
heard from people who went working in the USA. They think it is worth the risk.
And a new reality rises. Thousands of children live here and their parents
there. Many barely know each other because once the parents enter the USA they
never come back. The kids live with some relatives in exchange for money.
In Honduras we meet a wonderful family who hosts us for three nights. Carlos
and Elena tell us their stories, if they would write a book it would be a bestseller.
Every night they ask us not to leave the day after. We are something different
for them and they are very curious and hospitable. The world is full of
borders, flags, laws, rules, religions, ideologies, things that make us
different from each other. But some things, like humane essence, do not change.
The world is incredible.
And the marathon of Central American countries goes on. Let´s go to the
next country. Let´s go to Nicaragua.
But this is another story…
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The world can be changed with happiness |
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The coastal road of El Salvador is really peaceful |
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A hanged doll...a bad sign? |
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We enjoyed a lot El Salvador |
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Mangoes are everywhere. You only have to collect them on the ground. People also used to provide them to us very often... this is paradise! |
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The ocean!!!!!!!!!!!!! Last time we saw it, it was in Tulum, México |
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Pacific ocean, very powerful one, with black volcanic sand |
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Immensity |
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El Salvador is also volcanic land |
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Rivers in El Salvador and Honduras are usually used to do the laundry |
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"Maras" were created in the USA. They were teenager Guatemalan, Salvadorean and Honduran gangs united to defend themselves form Mexicans, black and white Americans. But soon they started to extort, traffic drugs, rob, kidnap, kill... When they were deported to Central America they continued with their criminal activities... As long as the police is involved with the "maras" they will never disappear |
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FMLN, currently in power |
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Images of the Salvadorean revolution |
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Heroic guerrilla of FMLN |
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In El Salvador and Honduras they like cooking slowly... actually they say that if corn and beans are not cooked on firewood they don´t taste good enough |
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Salvadorean "pupusas", accompanied with salad and hot chocolate: Cyclotherapy´s favorite dish |
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Honduras!!!! |
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Green, rivers, trees, Tropic |
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In Central America they love eating lizards. They say they are very healthy... you can see them of all different sizes. Apparently they taste like chicken. It was horrible to see them tied... |
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Our first spaghetti cooked on firewood |
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Happiness has no frontiers |
Aupa lagunak!
ResponderEliminarEderrak ertamerikako istorioak; pena Marak, asaltoak, kaka guzti hori.. bestela denbora luze egoteko tokiak dirudite. Nikaraguari buruzko informazio freskoa Ruben eta Aurorak daukate, aprobetxatu!!
Gu jada Himalayarako prest! Manali, Zansgar, Leh, Spiti... ezaguna, Aitor??? Bi hilabeterako goaz lau lagun, mendietan gora behera, altuera. Ez da urte oso bat bezain luzea baina probetxatuko dugu. Ondo segi!!!
Aupa zuek! Milesker, beti bezala. Bai asaltoak eta hori ez dira gauza ona.... Himalaya! A ze enbidia, nola hastuko ditut izen horiek? Egun batean hara bueltatuko garela ziur naiz. Bitartean zuen argazkiak oso gustora ikusi beharko ditugu! Ondo pasau eta zaindu, agur bero bat Granadatik
Eliminar¡qué rápido pasa el tiempo, cómo pedalea cyclotherapy, o qué pequeño son los países centroamericanos! Pero si les dejamos en Mexico, PENDEJOS!!!
ResponderEliminarUnas semanas por tierras sardas, lejos de internet y ustedes están ya en tierras nicaragüenses. Suponemos que os habrá agarrado (que no cogido) la lluvia y la caló., pero sarna con gusto...
Bueno gringuitos, a seguir disfrutando del viaje y a seguir contándonoslo, que por gente como ustedes o los del comentario anterior, hacen que los demás soñemos con pedalear siguiendo sus pasos.
Lo dicho... un fuerte abrazo y un poco de aire fresco, desde Gasteiz.
Gracias por la bocanada de aire fresco! Esperamos una nueva entrada en su blog, la de Cerdeña, qué bien os cuidais, pájaros!
ResponderEliminarCuiden del Abuelo que cualquier día se nos muere de pulmonía...
Agur!
Pues las fotos de Cerdeña tendrán que venir a verlas, pues el blog esta reservado para viajes de pura bici (aunque a veces se nos cuele alguno).
EliminarY el Abuelo ya sabe cual es la medicina que mejor le va a sus achaques, pero está tan enfrascado en la labor empresarial, que no tiene tiempo para el calor de pecho ajeno.
Bueno biciclistas, lo de siempre. Un abrazo y no se demoren en su blog. ¡queremos la crónica nica y tica yaaaa!!!